Hay una guitarra apoyada en una esquina,
luciendo un traje formal encuerado.
El fondo de cemento es color crema
y en el centro un condenado reloj.
Botellas de vodka y Zhumir seco
y afuera solo se oyen los grillos.
Al frente, un reflejo, un hombre joven
recostado en una cama.
TIC TAC TIC TAC TIC TAC TIC TAC
El reloj dicta las veintitres con cincuenta.
Un graznido cruza el cielo negro
y la mente se nubla
TIC TAC...TIC TAC...TIC TAC
Cada minuto que surge
una idea se va,
pronto me quedaré solo
¿Dónde está mi amiga soledad?
-Diciembre, 1999-
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario