Una vez te vi pasar
con la tibieza de mil soles
y el arrojo del mar,
caí presa de mis visiones.
Y pensé en ti
como se piensa en el recuerdo vivo,
que deja el sueño esquivo,
que pasó cerca de mi.
¿Habré existido para ti
en aquel fugaz segundo
donde nuestros ojos se encontraron
y me hallé ante ti desnudo?
Una cálida tarde de mayo
tropecé con tu tenue imagen,
alborotado como un rayo
huyó lejos mi espiritual velamen
La perspectiva del autor
jueves, septiembre 25, 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)



1 comentario:
---¿Habré existido para ti
en aquel fugaz segundo
donde nuestros ojos se encontraron
y me hallé ante ti desnudo?---
Corto, simple, pero envolvente. Sigo leyendote.
Publicar un comentario