El muchacho de Alcatraz.
Vive a un costado de la ciudad.
Cara de féretro marrón moreno, los anchos forúnculos que sobresalen;
sumamente lento y bruto,
y es tan osado el mestizo.
Después el cuello largo y sucio,
la pequeña espalda que aparece, el pellejo es lo
único que queda, parece alzar vuelo.
La vestimenta disimula ciertas peculiaridades
que es preciso ver con lupa.
Se ha comido una hiena.
El conjunto deja una impresión extrañamente horrible
y todo este cuerpo ofrece un festín de risas.
-Julio 10, 2000-
inspirado en un buen amigo de espíritu burlesco
La perspectiva del autor
jueves, agosto 21, 2008
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