
Yo espero que esta vida tenga un sentido,
aquel que dictan los poetas y sabios
espléndidos de fervor in-vitro;
que la cuna se mece,
eso es asunto aparte;
prefiero recostarme en una mentira arbitraria
antes que destapar el jarrón de verdades no asimiladas.
Yo espero que el cometa me lleve,
intacto pero distante,
ardiente pero cambiante;
que la vela no queme,
eso me resulta inaceptable;
escojo el camino sin retorno
por sobre el vaivén de la estaciones.
Yo espero el inicio del armagedón,
apocalíptico leviatán sobre las aguas,
ansioso de abrazar al mundo;
que el vacío cese,
eso es algo inadmisible;
prefiero caer en el umbral del hoyo
antes que someterme al bostezo reincidente del tiempo.
-Agosto 9, 2000-
La perspectiva del autor
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