Poem En La Entrada A La Cocina

Descansaba mis pensamientos de pesares
con los anales de un librero obsoleto en la entrada a la cocina,
me acerqué, ingenuo de hambre, a deleitarme de manjares,
y me topé con rebanadas de atún envueltas en maíz viejo.

Malhumorado, solté mis ideas sobre el jugo verde;
avisté un hormigueo en la sopa de cemento,
y fue realmente desagradable cuando entró la lerda
menuda señora de jengibre.

-¡A esa sí que le huye el diablo! -
riendo, me trajo las sobras de ensalada con acelga,
un poco de atún frío en un plato curveo.
¿Tendrá una pizca de iluminación este ser curioso?

Su sonrisa de piano dejaba escapar unas gotas
de saliva vestidas de amarillo ¡Oí crujir su estómago
con cada mastiqueo fingido de deleite!
¡Ojalá y un rayo le atraviese!

-Julio 11, 2000-
La perspectiva del autor