Un café a las seis de la tarde,
una carta que nunca se fue,
una pasión esquiva, instante de alarde,
unos labios que jamás besé.
Te vi ahí, de pie, dudando,
y te volviste un fugaz sueño
que se alejó triste, volando,
como perro perdido buscando a su dueño.
Mil palabras que nunca pronuncié,
descansan en el laúd de mi sién,
y yo solo se
que te veré otra vez.
noviembre 9, 2001
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
si.... que hermosa y sencilla poesia....
muy bakn! hasta ahora mi favorito! =D
Publicar un comentario